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Chayote

julio 23, 2019
chayote

El chayote es el fruto de la chayotera o guatica que comúnmente se conoce como chuchu o papa del aire.

También se le llama en algunas regiones como zucca centenaria (Italia), machuchu (Brasil), huisquil, Tayota y güisquil.

El nombre científico del chayote es Sechium edule y pertenece a la familia de las cucurbitáceas al igual que la calabaza, el melón, la sandía, el pepino y el calabacín.

El chayote se puede comer de maneras muy diversas, entre ellas: al vapor, horneado, en sopa y en guisado.

Para identificar cuál está en buen estado cuando salimos de compras, hay que fijarse en su consistencia, textura y color, tiene que ser firme, liso, suave y brillante.

Origen del chayote

El chayote o mirliton, como se le conoce en Haití, Guardeloupe y Bermuda, por sus características ha impedido que en la actualidad se conozca la fecha de su domesticación.

Sin embargo, según las crónicas de las conquistas se conoce que su cultivo se realizaba en la época precolombina en México.

Según los hallazgos históricos, el chayote surgió en Mesoamérica, específicamente entre el Sur de México y Guatemala.

La expansión de su cultivo se enmarca entre el siglo XVIII y XIX, paulatinamente se conoció en Las Antillas, América del Sur, Europa, África, Asia, Australia y Estados Unidos.

Los países que están a la cabecera de la producción de chayote son México, Costa Rica, Guatemala, Brasil, India, Estados Unidos, Argelia, Australia y Nueva Zelanda.

Planta de chayote

planta de chayote

El chayote es una planta perenne, trepadora, monoica, vivípara y cuyos tallos miden hasta 15 m, son lisos y muy ramificados.

De una cepa crecen unos cordones de fibras alargadas y fuertes, lo que habitualmente denominamos: bejucos, los mismos tienen una durabilidad que oscila entre 1 y 2 años.

Del tallo, específicamente de uno de sus nudos, también sale un zarcillo que da origen a varias ramillas, una de ellas sobresale por ser más larga y fuerte que las demás.

Del lado opuesto del nudo brota una hoja que a su vez da lugar a una inflorescencia o ramas vegetativas.

Las hojas de chayote son anchas, alternas, membranosas, grandes y miden de 10 a 30 cm de largo y 5 a 20 cm de ancho.

El peciolo de las hojas es corto y por lo general, curvo. De él salen 5 nervios principales hundidos en la parte superior y sobresaliente en el reverso de la lámina.

La lámina palmeada tiene su base muy recortada y de 5 a 7 lóbulos apiculados y obtusos. El margen es ligeramente dentado.

Sus flores son unisexuales y sus inflorescencias pistiladas  y estaminadas están dispuestas en los nudos de los tallos, espaciadas.

Las flores femeninas son solitarias, tienen el ovario ínfero, el estilo termina en un estigma discorde y tienen 5 sépalos verdosos.

Mientras que las flores masculinas se agrupan en racimos con 5 estambres y también tienen 5 sépalos verdosos.

La corola es de 2 cm de diámetro, con 5 pétalos unificados en la base de color amarillo y vetas verde.

Además se compone de 10 nectáreos que tienen forma de poro, se localizan en la base del cáliz y se producen en etapas continuadas en el tallo.

El fruto surge solitario o en dúo de un mismo pedúnculo, la forma y el tamaño son variables, es una baya vivípara, carnosa, indehiscente y de crecimiento sigmoide.

Tiene color verde amarilloso casi blanco, llega a pesar de 500 gramos a 2 kg y tiene 6 pulgadas de largo.

El exocarpo tiene características cambiantes, puede ser liso, pubescente, con o sin surcos, o con espinas. También viste diferentes colores, los hay blanco, verde oscuro o verde claro.

Por su parte, el mesocarpo es carnoso, suave o seco y cuyo color es verde casi blanco. Está formado por una parénquima de almacenamiento que es fuente de nutrientes y fibra.

La planta de chayote cuenta con una sola semilla (pepita) que se forma por dos cotiledones grandes, es comestible, ovoide, lisa, aplastada y suave.

Las raíces son fibrosas y algunas son tuberizadas, aunque esta última característica desaparece con la llegada y desarrollo de nuevos tallos.

Las raíces son comestibles y reciben diferentes nombres en dependencia de la región donde se encuentre, por ejemplo: ichintal (Guatemala), chintla o chinta (Salvador), huarás (Michoacán) y echinta o patastilla (Hoduras).

Chayote con espinas

chayote espinoso

Su nombre científico es Sechium edule y pertenece a la familia de las Cucurbitáceas. Es originario de México y el norte de América Central.

La etiología del término “chayote” es chayotli, que en náhuatl significa “calabacita de espinas”.

La planta alcanza hasta los 6 metros de altura y ofrece un fruto (chayote con espinas) comestible, carnoso, jugoso y de sabor casi imperceptible.

El fruto es de color verde variable, es decir, algunos son verdes oscuros y otros un poco más claros. Algunos tienen forma de pera y otros son más redondeados.

Su peso también está en dependencia de la variedad, algunos son de 200 g y otros alcanzan los 2 kilos. Contiene una semilla también comestible y deliciosa.

Las hojas tienen forma de corazón, son anguladas y ásperas; y su longitud oscila entre 10 y 15 cm. Tanto ellas como las raíces (denominadas chinchayote o cueza) son aprovechables.

En México se cuenta con tres variedades de chayote de espinas:

  • el chayote blanco
  • el chayote común
  • el chayote erizo

El chayote blanco también se conoce como chayotito blanco o chayote amarillo; lo cual hace alusión al color de su piel. No tiene gran tamaño, su límite de crecimiento es 12 cm.

No tiene mucho prestigio culinario, pues la representación social del mismo, sobre todo en las zonas regionales, es que solamente es “curioso”.

El chayote común, también conocido como chayote, tiene la piel verde, fina, periforme y es comestible. Su pulpa es de color verde y blanquecino y denota por su sabor suave.

Aparece en cualquier época del año y adorna las mesas de los mexicanos en guisos, caldos e incluso rellenos. Es el más aclamado por la población.

El chayote erizo o chayote espino es verde oscuro y con forma globosa, la piel es gruesa y está totalmente cubierta de espinas.

Llega a exceder los 500 gramos de peso. La pulpa es verde oscura aunque en menor medida que la piel.

Es de sabor es suave pero más fuerte que el chayote común y se consume cocido con una pizca de sal.

Otras variedades de chayote son el cocoro y el perulero, conocidas en Costa Rica y en (Guatemala y Honduras) respectivamente.

También con fines de cultivo se conocen las variedades: Chayote de Caballo (Sechium compositum), Chayotillo  (Sechium hintonii) y Cabeza de Chango (Sechium chinantlense).

Propiedades del chayote

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El chayote es una verdura con muy pocas calorías, excelente para mantener una alimentación saludable.

Posee 19 calorías por cada 100 gramos de porción, además es una hortaliza rica en fibra, aportando por cada porción 2.5 gramos de fibra.

Además, contiene gran cantidad de agua, vitaminas C y D, y otras en menor proporción como las vitaminas A, E, K, B1, B2, B3, B6.

También se compone de aminoácido esenciales, proteínas e hidratos de carbono, así como de minerales como el calcio, hierro, magnesio, potasio, sodio y zinc.

Beneficios del chayote

beneficios del chayote

Puedes incluir al chayote en un plan de dieta adelgazante debido a su bajo aporte calórico y composición de fibras solubles.

Las fibras solubles también favorecen el proceso de digestión, y en consecuencia cero estreñimiento.

El chayote también es útil en el tratamiento de la anemia porque goza de 2 componentes esenciales en la producción de glóbulos rojos: vitamina B2 e hierro.

También previene enfermedades cardíacas porque interviene en la regulación del colesterol malo (LDL) en la sangre.

Se recomienda su consumo a personas diabéticas, embarazadas, hipertensas y con padecimientos en los huesos.

Por su alta composición de agua evita la retención de líquidos y favorece la expulsión de los cálculos renales.

El chayote contiene antioxidantes que lo hacen un meritorio anticancerígeno, pues estas sustancias (por ejemplo: vitamina C) luchan contra los radicales libres causantes de tumores.

Todas las partes del chayote tienen varios usos culinarios, entre los que se destacan: la elaboración de sopas, tortas, platos con pasta, salsas y jugos.

Los tallos también se emplean para hacer cestas y sombreros.

Cultivo de chayote

cultivo del chayote

El chayote se adapta a climas tropicales con temperaturas que oscilan entre 13 y 210 C, tolera bien temperaturas más altas pero no las heladas.

Requiere de suelos ricos en materia orgánica, profundos, sueltos, drenados y con pH ácido entre 5 y 6.

Aunque se puede sembrar en suelos arcillosos o arenosos, no se recomienda porque se producirían en menor cantidad.

Al ser una enredadera, se van a necesitar instrumentos tales como alambre, bambú, barbacoa, que la mantengan erecta y faciliten la posterior recolección.

En este sentido, se aconseja usar el enrejado alto y horizontal sin usar lazos ni cordones.

Para la siembra hay que meter en una bolsa de papel el futo, permitiendo que reciba aire. Al cabo de las 5 semanas aparecen los primeros brotes.

Se selecciona el brote verdoso que surge del extremo puntiagudo de la fruta cuando alcance de 2 a 3 pulgadas de largo.

Se prepara la maceta con 3 partes de tierra para maceta, 2 partes de compost y 1 parte de perlita; y se agita todo para asentar el suelo en el fondo.

Luego se traslada el chayote germinado a la maceta, dejando para arriba el extremo de donde sale el brote.

Después se rellena con más tierra alrededor de la fruta y sólo se deja a la vista  la punta del brote.

Se coloca la maceta donde esté aireada y reciba sol, por ejemplo contra una pared soleada orientada al sur.

El riego se realiza una vez por semana, la cantidad de agua es de ½ pulgada hasta que la temperatura ascienda a los 700 F, luego se aplica 1 pulgada por semana.

Luego se traslada la planta a una cama soleada cuando el suelo tenga una temperatura de 680 F.

El terreno de cultivo se  labra con 3 pies de profundidad y 3 pies de diámetro  y la distancia entre las plantas de chayote ha de ser de 7 pies.

Hay que aumentar la frecuencia del riego durante la época seca. Se aconseja el riego por aspersión para prevenir la aparición de ácaros como la araña roja.

A partir de los 4 o 5 meses que empiece a producir frutos, se eliminan aquellas plantas que estén dando frutos defectuosos.

Para la fertilización se recomienda aplicar fósforo en cantidad de 0.5 a 1 Kg por planta cada 2 o 4 semanas durante el tiempo de producción.

También se puede aplicar nitrógeno en la época de producción, 300 kg/ha, aunque ése tiene un efecto secundario y es la vulnerabilidad de la planta ante la ascochita y vejiga.

Por otra parte, para eliminar la maleza durante el crecimiento de la planta, se realiza el chapeado o se aplican herbicidas quemantes.

El fruto madura al cumplirse los 25 días luego de que la flor fue fecundada. Se evidencia un crecimiento del fruto de 10 a 15 cm, pesa entre 300 y 350 g y adquiere un color verde claro.

 La cosecha se realiza manualmente y 2 veces por semana. Se aconseja usar guantes durante la recolección para evitar que se irriten las manos al entrar en contacto con la savia del fruto.

Se desechan los frutos que no estén firmes, que contengan moretones, manchas o estén de color blanco.

Para almacenarlo puedes hacerlo en un lugar con temperatura ambiente, pero la conservación sólo será por 30 días.

La mejor opción es meter los frutos en bolsas de polietileno y guardarlos en un local con temperatura entre 12 y 140 C y humedad relativa 90%.